Cuba olvidó ya los dos duros tropiezos sufridos ante Países Bajos e Italia en el comienzo del V Clásico Mundial de Béisbol y con una victoria en Tokio por 4-3 sobre Australia se convirtió este jueves en el primer país matriculado en las semifinales.
La vuelta a la élite del inesperado ganador del Grupo A fue celebrada a rabiar por los isleños en el Tokyo Dome, pues tal estatus lo habían perdido en 2006, tras llegar a la final de la primera edición del Clásico Mundial, que conquistó Japón.
Diecisiete años después, en su segunda participación en unas semifinales del torneo, la novena antillana se citará este 19 de marzo en Miami con el ganador de la serie de cuartos de final entre Venezuela, líder definitivo del Grupo D, y el segundo país clasificado desde el C, que saldrá hoy mismo del pulso que aún libran México, Estados Unidos, Canadá y Colombia.
El juego de hoy en la capital japonesa planteó de inicio un duelo entre el lanzador Yariel Rodríguez y su colega australiano Steven Kent, que fue parejo hasta la parte alta del segundo episodio, cuando un sencillo remolcador de Rixon Wingrove propició la anotación de Darryl George.
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El mismo Wingrove retomó el rol protagónico en el sexto al transformar un lanzamiento del relevista Roenis Elías en un jonrón de dos carreras.
Tras la primera rayita de los oceánicos, la réplica de los pupilos de Armando Johnson Zaldívar llegó en la parte baja del tercer 'inning' mediante un batacazo rodado de Luis Robert júnior que habilitó la anotación de Roel Santos.
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Los cubanos inclinaron la balanza con un racimo de tres carreras en el cierre del quinto acto.
Alfredo Despaigne, quien a los 36 años es una auténtica leyenda para los japones por su dilatada trayectoria en clubes locales, propició la primera esas tres al impulsar un profundo elevado de sacrificio con las bases llenas.
A continuación Erisbel Arruabarrena bateó un sencillo y, con las almohadillas ocupadas de nuevo, compareció al plato Yoelkis Guibert, quien conectó un sencillo de dos carreras firmadas por Yoán Moncada y Robert júnior.
Australia se ilusionó en la parte alta de la sexta entrada con el cuadrangular de dos de Wingrove, que abrió la puerta al relevo de Roenis Elías en las dos últimas entradas por Liván Moinelo y Raidel Martínez.
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La decisión de Zaldívar surtió efecto, pues los bates australianos no produjeron más hits en el resto del juego y a continuación desató la euforia en el Tokio Dome que pone a soñar de nuevo a los cubanos con su primer título en el Clásico Mundial.
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