Nunca había vivido un día tan cálido sobre la bicicleta", afirmó Mikaël Cherel (AG2R Citroën), tras la etapa 15 del
"Fue un horno", confirmó el alemán Nils Politt, que se metió en la escapada del día. "No sé cuánta agua bebí, litros y litros". "Al menos siete", calculó Mikaël Cherel, lo que equivale al menos a una docena de bidones.
Para aliviar a los corredores, los organizadores activaron el protocolo del reglamento sobre las condiciones climáticas extremas, permitiendo el reavituallamiento desde el inicio de la etapa hasta los diez últimos kilómetros.
Hielo sobre la nuca, agua por doquier, los corredores se las ingeniaron para refrescar su cuerpo. "Miraba a menudo el termómetro, marcaba 41 o 42°. No había que olvidarse de beber y de alimentarse", indicó Alexis Gougeard (B&B Hotels).

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- "Nosotros al menos no nos movemos" -
"Al final fue realmente duro", confesó
"Mañana no salgo de la cama", bromeó Jasper Philipsen quien, como otros muchos corredores, tiene previsto suprimir la tradicional salida a rodar de los días de descanso.
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Al borde las carreteras, los espectadores también sufrieron. Fueron frecuentes los golpes de calor.
Pero ello no disuadió a decenas de miles de personas de animar al pelotón, embadurnados en crema solar e incluso con ropa de baño y piscinas hinchables.
A lo largo de todo el recorrido, marcado por una nueva manifestación de activistas a favor del clima, un vehículo de la organización repartió bidones con agua fresca entre los espectadores.
También regaron el asfalto para evitar que se derrita.
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Pero con calor o sin él el pelotón sigue rodando a altas velocidades. Este domingo a 45 kilómetros por hora, más de lo previsto.