Un partido inédito tuvo lugar el sábado pasado en la ciudad española de Albacete. ¿La razón? En él participó Mireia Rodríguez, la primera mujer que integra un equipo masculino de balonmano, una primicia en España.
La protagonista de esta situación es una mujer de 31 años, quien quiso seguir practicando su deporte cuando su marido futbolista fue reclutado por el club de Albacete, región de Castilla-La Mancha (centroeste).
Pero en la localidad no había un grupo femenino de balonmano. Ante esa situación, Mireia pidió entrenar con el equipo masculino, de segunda división regional.
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El club le abrió los brazos y desde los primeros entrenamientos, la enérgica deportista de 1,64 metros y 51 kilos deslumbró a sus compañeros.
El entrenador José María Valerio le propuso jugar también los partidos.
"Dije que sí, por supuesto, pero que era muy difícil que una mujer pudiera competir en la liga masculina", recuerda Mireia Rodríguez a la AFP.
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Habilidad y fuerza
Para poder hacerlo, necesitaba recibir luz verde de las autoridades deportivas y cumplir con todos los requisitos.
"De principio, la federación tenía dudas porque era el primer caso que se les presentaba, porque en equipos inferiores, en pequeñines, sí que se puede hacer", explica el entrenador, un antiguo árbitro de La Liga que consultó muchos reglamentos oficiales.
"A nivel territorial, no había ninguna norma que dijera que no, y entonces se aprobó", expresa María López, presidenta de la federación de balonmano de Castilla-La Mancha, quien afirma que el resto de clubes fueron consultados sin que ninguno presentara objeción.
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López no oculta su admiración: "¡Qué narices (valor) tiene! Mide 1,60 y se enfrenta a hombres de 2 metros".
Como el equipo juega a nivel regional, no hacía falta buscar autorización a nivel nacional, según explicó la federación nacional.
Así que Mireia Rodríguez tenía vía libre para competir.
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Solo faltaba conseguir un uniforme que fuera de su talla y acostumbrarse a pedir dos vestuarios, uno para los hombres y otro para ella.
"Nos hemos tenido que adaptar igual que ella se ha tenido que adaptar a nosotros. Ella juega mucho más rápido", señaló Luis Cuerda, capitán del Albacete. "Nosotros hemos tenido que empezar a jugar con jugadas para poder sacarle provecho", acotó.
"Estamos compaginando (...) la habilidad de una chica con la fuerza de los chicos", abundó el entrenador.
Sentar precedente
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El sábado, en el partido entre Albacete y Cabanillas que abrió la temporada, el número de periodistas superaba al de espectadores, bromeó el comentarista antes de presentar a los equipos por el micrófono.
Con el largo pelo amarrado en una coleta con varias gomas de colores y zapatos deportivos con trenzas de color naranja fluorescente, Mireia Rodríguez mostró un juego desbordante de energía.
Cuando marcó su único gol del partido la número 11, que el resto del tiempo se dedica a diseñar ropa de bebé, los aplausos fueron ensordecedores.
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Los jugadores del equipo de Cabanillas, derrotado 31-26, jugaron con total normalidad, yendo igual "al contacto". "Nos lo han dicho, además, que fuéramos (a jugar) normal, que si no, iba a ser un hándicap", dijo Javier Parera, su capitán.
Para Mireia Rodríguez, no hay diferencia en la cancha: "Al final tenemos el mismo balón y las mismas reglas de juego".
Pero para su entrenador, "va a sembrar el precedente" que podrá servir de incentivo a "muchas chicas" que puedan sentirse "un poco cohibidas" de jugar con hombres.
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El presidente del club, José Roldán, ve "un hito histórico en el balonmano de España".
"Puede haber mujeres en situaciones excepcionales jugando con los hombres en todas las categorías, y hay que empezar a legislar, es un mensaje para nuestros legisladores", agrega.