Se terminó el sueño presidencial filipino de Manny Pacquiao: el boxeador reconoció su derrota

El gran boxeador Manny Pacquiao ha reconocido su derrota en las elecciones presidenciales filipinas, después de que su lucha por el máximo cargo no diera resultado entre los votantes.

Pacquiao, que había prometido luchar contra la corrupción, tomar medidas contra las drogas y mejorar la vida de los empobrecidos, felicitó a Ferdinand Marcos Junior, vencedor abrumador, y dijo que esperaba que el hijo del difunto dictador "ayudara a los pobres".

"Como boxeador y atleta, sé cómo aceptar la derrota", dijo Pacquiao, de 43 años, en un vídeo publicado en Facebook a última hora del martes.

"Sólo espero que mientras yo pierda en esta pelea, mis compatriotas filipinos -los que están luchando- ganen".

Pacquiao, ferviente cristiano evangélico, dijo que rezaba por el éxito de la administración de Marcos, para que "levantara las vidas y ayudara a muchos pobres".

Las encuestas previas a las elecciones indicaban que Pacquiao no tenía casi ninguna posibilidad de ganar en las urnas, y sus resultados fueron confirmados por un recuento inicial que mostraba que había obtenido menos de cuatro millones de votos, o el 6,6% de los contabilizados.

Esto lo dejó en un lejano tercer lugar, detrás de Marcos, que obtuvo más de la mitad de los votos, y de la segunda candidata, Leni Robredo.

Pacquiao anunció su retirada del boxeo en septiembre, poco antes de declarar su candidatura a la presidencia, y previamente dijo a la 'AFP' que no volvería al ring si perdía.

Su fallido intento ha puesto fin a su carrera política, al menos por ahora.

El ex congresista tuvo que renunciar a presentarse a un segundo mandato en el Senado, repleto de celebridades, que probablemente habría tenido muchas posibilidades de ganar.

Tras una agotadora campaña de meses, Pacquiao dijo que aprovecharía la oportunidad para "descansar y pasar tiempo con mi familia".

Además, seguirá trabajando con su fundación benéfica.

Pacquiao es muy admirado en todo el archipiélago por haber pasado de ser un chico de la calle, a uno de los mejores boxeadores libra por libra de todos los tiempos.

Sin embargo, como político ha suscitado controversia y ha abrazado las políticas más extremas del presidente saliente, Rodrigo Duterte, antes de distanciarse del autoritario tras una disputa pública el año pasado.

Pacquiao fue un destacado partidario de la mortífera guerra contra las drogas de Duterte -a pesar de haber admitido anteriormente que consumía metanfetamina y marihuana cuando era más joven- e impulsó el restablecimiento de la pena de muerte.

Los críticos acusaron a este joven que abandonó los estudios de secundaria de "carecer de intelecto" y de no acudir apenas a las sesiones del Congreso y el Senado, lo que ha suscitado dudas sobre su capacidad para dirigir un país de 110 millones de habitantes.